lunes, 29 de noviembre de 2010

El Príncipe y el Potro

¿Es que he dormido, hasta que tú has abierto estos abiertos ojos de mi carne?
¿Quién es el fantasma que entra en cada una de mis extremidades, el fantasma del que fui, o el del que seré?
¿Porqué me reflejo en tus ojos, y tus ojos se reflejan en mis ojos que vuelven a reflejarte, y en tus ojos me veo otra vez aparecer, como tú apareces en los míos?
¿Porqué primero sale cantando un ángel heroico, en una cascada de capitanes que por adorarte morirían, antes que el caballo de fuego, que pronto enseñará la espada de su carne a tu cielo humedecido?
¿Porqué pronto el adorador embelesado al caníbal profanador abre paso? ¿Porqué, si en la hipnosis de mis miradas tus cabellos se hacían tiranía de beatrices idolatradas, pronto un perro jabalí jadeante pasea sus rayos oculares por tus muslos, y tus nalgas?
¿Cómo reúno en un gesto, en una palabra de exactitudes estrelladas y hechas llave mágica, al místico que ante tu altar se prosterna, y al centauro que sobre ese mismo lugar sagrado quiere penetrarte?
¿No te asustarás si tengo la mitad del rostro de un muchacho, y la otra es la de un lascivo chivo babeante?
¿No huirás, si junto que con esta flor, te enseño mi virilidad hecha
sangre quemante?
¿No volverás a subir al cielo, si junto con la plegaria que tu nimbo me hace lanzar al aire, balbuceo las más atrevidas y subterráneas indecencias?
¿Relámpagos y collares de rosas serán hermanables? ¿Palabras y jadeos, igual de comprensibles?
¿Me pondré la sotana del inexpugnable respeto? ¿O rasgaré tu ropa frente a tus padres?
¿Qué haré con este príncipe y este potro que brincan de mi pecho, de mi vientre suben, saltan de mi cabeza hendida?
¿Por ti, por ti acaso podré uncirlos, y hacerlos un solo ser de vuelo y cabalgata, un único ser de aire y fuego, acaso por ti, por tus ojos que han abierto los ojos de mi carne?


sábado, 20 de noviembre de 2010

La Tumba de Julio Verne

Los lugares donde no hemos estado pueden llegar a impresionarnos de manera más poderosa que aquellos que osamos hollar con nuestra presencia. Asi me ha ocurrido con una imagen, una imagen que me ha conmovido de un modo profundo, porque parece venir de las profundidades de la tierra misma. En el Cementerio de La Madeleine, en Amiens, está enterrado uno de los 21 (de mis 21): Julio Verne. Pocas, sino ninguna me atrevería a decir, ninguna de las tumbas que he visto me ha producido la impresión de esta. Toda tumba trae un prístino hálito de muerte, un aroma de putrefacción primaveral y agua de invierno negro, un suave susurro de gusano y aniquilación a nuestro corazón; solo unas pocas nos azotan con una luminosa estela que nos permite avizorar, por unos pocos segundos, el relámpago y la intensidad desencadenada de una existencia ya vivida, y llevada a su gloriosa plenitud. Tal vez ninguna cause la sensación de vencer a la muerte como esta, la tumba de Julio Verne. En ese héroe desgarrado que asciende, están la cabalgata de Miguel Strogoff y la furiosa misantropía del Capitán Nemo; el arrojo de Picaporte y la helada intrepidez de Phileas Fogg, el ciego salto del Capitán Nicholl y Miguel Ardan. Ningún pedazo de tierra muerta, ninguna lápida mohosa, ninguna letra de mortal semiborrada por la lluvia en ninguno de los cementerios de todo el mundo, tiene la belleza y la furia, el estallido primordial que parece crear con un solo gesto mundos paralelos y mundos reales, de esta tumba, la tumba de un mortal que se llamó Julio Verne. Y, contemplando esta foto de un lugar en el que no he estado, siento de nuevo al niño dentro de mí, el niño que estuvo en la Luna y en los desiertos despiadados, en el último roquerío del mundo y en una proa hacia su destino, y con la mano de carne y mármol hacia arriba, puedo repetir las palabras de Axel Liddenbrock:  
" Sentí que renacía un nuevo fuego en el interior de mi pecho; olvidé los padecimientos del viaje y los peligros del regreso. Lo que otro hombre había hecho también quería hacerlo yo, y nada que fuese humano me parecía imposible.¡Adelante! ¡Adelante!"

martes, 16 de noviembre de 2010

Neal Morse, tocado por la gracia de Dios

Poco importa como lleguemos a conocer algo; ese camino de misterio estará siempre vedado para nosotros en su fuente oculta, pero no en su revelación. Y quizás revelación sea la palabra más exacta para definir mi encuentro personal con Neal Morse. Probablemente una frase, un comentario de un video de la canción Wasted Life en Youtube defina lo que este genio en mí provoca: "Man, I can't believe this song touches me, even though I'm an atheist...". 
Para los que ignoran de quién hablo, basta saber que Neil Morse es un genio viviente del rock progresivo, un hombre cuya historia de vida es tan particular, que sólo podría provocar extrañeza, cejas enarcadas y sonrisas a quienes se les dijera que Morse es un genio del rock progresivo, pero del rock progresivo cristiano. Esto estaría bien y no demasiado infrecuente para músicos de rock (Delirious? y Slather vienen de inmediato a mi mente); sin embargo, el caso de Morse es particular debido a la vastedad y profundidad de la obra desarrollada por Morse durante los últimos quince años, a partir de las bandas Spock Beard y Trasatlantic, y como solista dedicado a difundir el verbo y la obra de Dios desde 1999, aproximadamente, hasta hoy.

 De todos los discos editados por Morse, y de cuya notable lista aún estoy en periplo de conocimiento, por el momento elegiré para comentar (y porqué no, recomendar) tres, tres momentos en los que la palabra sublime recobra su más preciso significado místico:

                                                                   TESTIMONY
  

El gastado adjetivo notable comprende y abarca poco lo realmente notable que es este disco. Se trata de un disco doble (menudo desafío en estos tiempos), donde Morse muestra y expone, corazón en mano, su experiencia místico-religiosa, para dar como bien dice el título Testimonio de fe. Este testimonio por supuesto con una fuerza, talento, lucidez y virtuosismo a ratos exuberante. Desde los primeros acordes de The land of beginning, que abre y cierra este extenso trabajo, pasando por momentos sinfónicos ("Overture"), hasta baladas de rendición ("Wasted Life", "I'm willing"), y momentos de pura alegría entusiástica ("Sing it high"), Morse entrega un trabajo vasto como un océano de sonidos, inabarcable como la misma idea de Dios. Una joya brillando con autenticidad, que esacasea aún en el mundo de las canciones religiosas.

ONE
Me falta espacio, me falta aire para cantar la alabanza de un disco tan bueno (bueno, que hermosa y justa palabra). Desde inicio a fin una sublime adoración, no sólo a Dios, sino a la música a través de estos acordes.
Pero cuidado, porque no estamos hablando de una adoración manida, angelical, de querubines rosáceos que pregonan delicadamente un coro celestial. Estamos hablando de guitarras, teclados, golpes y tresillos de batería de Mike Portnoy, voz desgarrada de Morse en mezcla de hasta seis coros hechos por esta misma voz en tiempos distinttos pero en una sola melodía, virtuosismo y poder llevados al súmumm. Una muestra del poder y del éxtasis del rock.

SOLA SCRIPTURA
He querido dejar para el final el primer disco solista de Neal Morse que escuché, "Sola Scriptura". En este trabajo, docto y poderoso a la vez, encontré una revelación primordial y a la vez definitiva: el rock sinfónico no está muerto, y es como la poesía, a la que varias veces han dado por acabada y ha resurgido nuevamente con más fuerza, como dijo alguna vez Pablo Neruda. Tres canciones largas y una balada componen este disco, situado en la perfección de principo a fin. Yo no sé mucho de Dios, pero por lo menos sé lo suficiente de música para decir que este disco es uno de los mejores que he escuchado en mi vida; y para que esta condición reúna sus requisitos y estalle en el adjetivo, no basta con que toquen los mejores músicos y el virtuosismo sea llevado al paroxismo; eso está muy bien, pero la música sin corazón es una brillante piedra destinada a caer pronto en las sombras. Y corazón a este disco le sobra, sin hablar ya del derrochado virtuosismo de cada uno de sus pasajes. Todo el disco en sí es un crescendo desarrollado hacia el final, clímax del leit motiv, estallido de estrellas de hermosura. Con razón (con la razón del corazón que sólo el corazón entiende) puedo decir que creo en Dios cuando escucho este Disco.

"God can change the world with just one willing soul
Who will stand up for the truth and give him starring role
So come into the fullness and open up the door
Maybe it is you he's looking for
Maybe it is you he's looking for..."

domingo, 14 de noviembre de 2010

La carga del escepticismo

 Los que en Chile bordeamos los cuarenta y sabemos de quien se habla cuando se menciona a Jorge Dahm, no podemos olvidar el extraordinario programa que se llamaba "Creaciones", en el canal de la Universidad Católica. Y por supuesto, tampoco podemos olvidar ese primigeneo descubrimiento del universo que fue para muchos de nosotros "Cosmos", la serie develadora de la Ciencia que era exhibida dentro del mismo programa.



"Cosmos" da para mucho más que un pequeño análisis en un blog, por lo que por ahora les dejo un interesante y amenísimo texto de Sagan, "La carga del escepticismo", un texto obligatorio para cualquier persona interesada en reflexionar sobre los límites, alcances y perspectivas del método científico.

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Harold Bloom - Cómo leer y porqué

 Un notable texto del extraordinario crítico de literatura Harold Bloom.
Dirigido a aquellos lectores que necesitan una pequeña guía en el vasto mundo, el inacabable laberinto de la literatura.

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sábado, 13 de noviembre de 2010

Copulatio more ferarum

Abramos esta puerta donde todo se cierra. 
Saber que aquí somos, luna o llama, y ambos.
Sudar galaxias, caer como un péndulo
Donde reunidos son tu luz y mi espacio.


Corazón rubí, perversa santidad mía,
Roce de átomos que cuchichean y chocan.
Asceta de la aurora de esta carne
Donde la lógica de la sangre se desboca.

Aquí se dibuja el sueño de los ángeles
Que en la nube del éxtasis ascienden.
Humano, cada vez más humano y cerca
Del vértice donde los opuestos se entienden.


Caí porque caí, porque tú quisiste
Que al doblegarte, yo mismo me venciera.
Subí porque subí, porque tú te inclinaste
Y me doblaste sin prisa hacia la tierra.

Como dos esculturas que en amasijo se funden,
Hunden, levantan, exactas como dioses
Milímetros de piel, aroma de cielo
Donde los ríos del viento se conocen.


Fluir por este rayo de tiempo único
Donde tu año nuevo y mi tictac se abrazan,
Ritmo y fin, acabarse y ser únicos,
Donde pureza y pecado se hallan.

Divino reino de la guerra, al fin,
Guerra de epidermis y de sangre.
Sólo aquí los tratados y los dogmas
En este dulce ritmo se deshacen.

Del "Libro del dulce milagro"

Al Rey de los búhos, arrinconado y solemne en el techo de un centro comercial

Salvaje, hermoso de tanta carne despedazada,
Inverosímil en el neón y el poliuretano,
Único en el trono de la sangre arrinconada,
Demostrador del inútil juego de lo urbano,

Como un viento desencadenado apareces;
                  
Quieto, intacto, puro, como un labio
Donde tierra y cielo se estremecen,
Milenario y tierno, feroz y sabio,

Lágrimas, lágrimas haces subir de mi sueño,
Lágrimas que caen del hipnótico vuelo
Donde de miradas y poder te haces dueño;

Lágrimas y latidos, versos y alabanzas
Por este pedazo de limpio cielo
Que al medio de la ciudad tus alas lanza.

Nuevo Soneto de la muerte

 

Bendigo la muerte, tanta vez imaginada
En la calavera oscura del comesueños:
No sólo de noche y epidermis desgarrada
El segador de las arterias se hace dueño.

Por esta muerte, que ahora se hace mundo 
La caída del ángel donde te desmoronas,
Esta podrida conjugación de lo profundo
Donde la sangre que amas se descorazona,

 Es que otra mariposa en mi jardín brota,
 Es que vengo a respirar en este verso,
 Y brilla el enigma de esta derrota.

 Por esta, la muerte, tantas veces maldecida,
 Por esta, la guadaña láser del perverso,
 Es que se juntan estas cuatro letras: vida.