sábado, 13 de noviembre de 2010

Al Rey de los búhos, arrinconado y solemne en el techo de un centro comercial

Salvaje, hermoso de tanta carne despedazada,
Inverosímil en el neón y el poliuretano,
Único en el trono de la sangre arrinconada,
Demostrador del inútil juego de lo urbano,

Como un viento desencadenado apareces;
                  
Quieto, intacto, puro, como un labio
Donde tierra y cielo se estremecen,
Milenario y tierno, feroz y sabio,

Lágrimas, lágrimas haces subir de mi sueño,
Lágrimas que caen del hipnótico vuelo
Donde de miradas y poder te haces dueño;

Lágrimas y latidos, versos y alabanzas
Por este pedazo de limpio cielo
Que al medio de la ciudad tus alas lanza.

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