martes, 16 de noviembre de 2010

Neal Morse, tocado por la gracia de Dios

Poco importa como lleguemos a conocer algo; ese camino de misterio estará siempre vedado para nosotros en su fuente oculta, pero no en su revelación. Y quizás revelación sea la palabra más exacta para definir mi encuentro personal con Neal Morse. Probablemente una frase, un comentario de un video de la canción Wasted Life en Youtube defina lo que este genio en mí provoca: "Man, I can't believe this song touches me, even though I'm an atheist...". 
Para los que ignoran de quién hablo, basta saber que Neil Morse es un genio viviente del rock progresivo, un hombre cuya historia de vida es tan particular, que sólo podría provocar extrañeza, cejas enarcadas y sonrisas a quienes se les dijera que Morse es un genio del rock progresivo, pero del rock progresivo cristiano. Esto estaría bien y no demasiado infrecuente para músicos de rock (Delirious? y Slather vienen de inmediato a mi mente); sin embargo, el caso de Morse es particular debido a la vastedad y profundidad de la obra desarrollada por Morse durante los últimos quince años, a partir de las bandas Spock Beard y Trasatlantic, y como solista dedicado a difundir el verbo y la obra de Dios desde 1999, aproximadamente, hasta hoy.

 De todos los discos editados por Morse, y de cuya notable lista aún estoy en periplo de conocimiento, por el momento elegiré para comentar (y porqué no, recomendar) tres, tres momentos en los que la palabra sublime recobra su más preciso significado místico:

                                                                   TESTIMONY
  

El gastado adjetivo notable comprende y abarca poco lo realmente notable que es este disco. Se trata de un disco doble (menudo desafío en estos tiempos), donde Morse muestra y expone, corazón en mano, su experiencia místico-religiosa, para dar como bien dice el título Testimonio de fe. Este testimonio por supuesto con una fuerza, talento, lucidez y virtuosismo a ratos exuberante. Desde los primeros acordes de The land of beginning, que abre y cierra este extenso trabajo, pasando por momentos sinfónicos ("Overture"), hasta baladas de rendición ("Wasted Life", "I'm willing"), y momentos de pura alegría entusiástica ("Sing it high"), Morse entrega un trabajo vasto como un océano de sonidos, inabarcable como la misma idea de Dios. Una joya brillando con autenticidad, que esacasea aún en el mundo de las canciones religiosas.

ONE
Me falta espacio, me falta aire para cantar la alabanza de un disco tan bueno (bueno, que hermosa y justa palabra). Desde inicio a fin una sublime adoración, no sólo a Dios, sino a la música a través de estos acordes.
Pero cuidado, porque no estamos hablando de una adoración manida, angelical, de querubines rosáceos que pregonan delicadamente un coro celestial. Estamos hablando de guitarras, teclados, golpes y tresillos de batería de Mike Portnoy, voz desgarrada de Morse en mezcla de hasta seis coros hechos por esta misma voz en tiempos distinttos pero en una sola melodía, virtuosismo y poder llevados al súmumm. Una muestra del poder y del éxtasis del rock.

SOLA SCRIPTURA
He querido dejar para el final el primer disco solista de Neal Morse que escuché, "Sola Scriptura". En este trabajo, docto y poderoso a la vez, encontré una revelación primordial y a la vez definitiva: el rock sinfónico no está muerto, y es como la poesía, a la que varias veces han dado por acabada y ha resurgido nuevamente con más fuerza, como dijo alguna vez Pablo Neruda. Tres canciones largas y una balada componen este disco, situado en la perfección de principo a fin. Yo no sé mucho de Dios, pero por lo menos sé lo suficiente de música para decir que este disco es uno de los mejores que he escuchado en mi vida; y para que esta condición reúna sus requisitos y estalle en el adjetivo, no basta con que toquen los mejores músicos y el virtuosismo sea llevado al paroxismo; eso está muy bien, pero la música sin corazón es una brillante piedra destinada a caer pronto en las sombras. Y corazón a este disco le sobra, sin hablar ya del derrochado virtuosismo de cada uno de sus pasajes. Todo el disco en sí es un crescendo desarrollado hacia el final, clímax del leit motiv, estallido de estrellas de hermosura. Con razón (con la razón del corazón que sólo el corazón entiende) puedo decir que creo en Dios cuando escucho este Disco.

"God can change the world with just one willing soul
Who will stand up for the truth and give him starring role
So come into the fullness and open up the door
Maybe it is you he's looking for
Maybe it is you he's looking for..."

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