sábado, 13 de noviembre de 2010

Nuevo Soneto de la muerte

 

Bendigo la muerte, tanta vez imaginada
En la calavera oscura del comesueños:
No sólo de noche y epidermis desgarrada
El segador de las arterias se hace dueño.

Por esta muerte, que ahora se hace mundo 
La caída del ángel donde te desmoronas,
Esta podrida conjugación de lo profundo
Donde la sangre que amas se descorazona,

 Es que otra mariposa en mi jardín brota,
 Es que vengo a respirar en este verso,
 Y brilla el enigma de esta derrota.

 Por esta, la muerte, tantas veces maldecida,
 Por esta, la guadaña láser del perverso,
 Es que se juntan estas cuatro letras: vida.

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